martes, 4 de marzo de 2014

CARISMA DE SANTA EMILIA DE RODAT

A los 16 años descubrí a Jesucristo y este me cautivó."
Emilia relee así su vida al redactar su autobiografía. Escribe también: " Pertenezco a una familia de Santos."
Siguiendo el ejemplo de varios miembros de su familia, particularmente de su abuela materna, un profundo amor a Dios y a los pobres anima su vida desde su infancia.
Un día de 1815, con motivo de una visita a una enferma en Villefranche de Rouergue, Emilia descubre la llamada de dios que orienta toda su existencia: unas madres pobres le hablan de sus hijas pequeñas que no saben leer ni escribir y no tienen posibilidad de conocer a Dios porque no tienen medios para instruirlas.
Emilia de Rodat funda entonces en esta ciudad un centro para impartir educación cristiana a esas niñas. Forma una pequeña comunidad religiosa con algunas amigas que quieren consagrar su vida a dios. Abre una clase gratuita y acoge a las huérfanas. Era el 3 de mayo de 1816.
"Sólo pensé en los pobres al fundar la Congregación."
Emilia de Rodat permanece fiel, a esta primera intuición, toda su vida. Los pobres son sus preferidos y su amor por ellos, la medida de su amor a Dios.
Muy pronto, las formas de atender a los pobres se multiplican porque Emilia y sus hermanas se preocupan de atender a las personas más necesitadas y su amor de caridad se hace creativo: visitas a los pobres y enfermos, acogída a los niños y jóvenes que andan por las calles porque sus padres trabajan, visita y trabajo con los prisioneros y prisioneras para mejorar su condición de vida...

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